¡Qué miedo!

Mejor ponemos primero la causa de nuestro temor. La Nueva España de hoy:

Cimadevilla encara un nuevo ciclo urbanístico con Tabacalera y la venta del San Eutiquio

Un grupo inmobiliario gijonés se ha interesado por adquirir el edificio de Formación Profesional, próximo a la antigua fábrica de cigarros

V. E. / D. O.

Cimadevilla encara la más grande trasformación urbanística de su historia reciente, tras el desarrollo de su plan especial, con gran proyecto municipal para Tabacalera y la transformación en zona residencial del centro de Formación Profesional de San Eutiquio.

Los vecinos de Cimadevilla observan con interés las obras en el seno de la fábrica de tabacos, que marcó la historia del barrio hasta el cese de la producción, el 31 de julio de 2002, que puso punto final a una historia que comenzó en 1843. Ese año la fábrica de cigarros se instaló en el antiguo convento de las Madres Agustinas. Ahora se lleva a cabo la demolición parcial de la factoría, que acogerá un nuevo complejo cultural municipal.

Además, aseguran, se ultiman los trámites para el traslado de los hermanos de La Salle a otra zona de la ciudad, con lo que se reanuda la posibilidad de otro gran cambio urbanístico en el cerro. Un grupo inmobiliario y constructor gijonés negocia con la propiedad del aún centro de «los baberos» la construcción de viviendas y aparcamientos, confirmaron responsables municipales. El inmueble de La Salle pertenece a la Fundación San Eutiquio, que preside el párroco de San Pedro, Javier Gómez Cuesta. La parroquia también realizará una obra que supondrá un cambio en el hasta ahora hogar de la tercera edad o centro de día, que gestionaba el Principado, y que ha revertido, tras el final del alquiler, a la parroquia.

Está claro, ¿no? Da miedo lo que puedan hacer con el antiguo convento de las Madres Agustinas (véase lo que hacen con la Universidad Laboral). Da más miedo aún que un grupo inmobiliario se interese por el edificio de la Fundación San Eutiquio. Los hermanos de La Salle, que con los baberos abandonaron también la vocación religiosa y hasta la Fe católica, se plegarán seguramente a lo que decida Monseñor Javier Gómez Cuesta, ex vicario general de la diócesis (de nefasta memoria), quien está a partir un piñón con la izquierda plural municipal; la cual está, a su vez, a partir un piñón con los especuladores urbanísticos, promotores e intermediarios. ¡Pobre Cimadevilla! Desde que el arquitecto municipal Francisco Pol destrozó el barrio, las cosas van de mal en peor. Viejo Gijón falsificado y desfigurado, como el viejo Oviedo (no en vano Francisco Pol es carbayón).

De un ayuntamiento que está perpetuamente en guerra contra el concejo que desgobierna, se pueden esperar las peores ocurrencias. Veremos. De momento hay pocas indicaciones:

Los usos para la antigua factoría de tabacos, pendientes de la decisión municipal

Los usos para el antiguo edificio de Tabacalera están pendientes de la decisión de la Comisión de Cultura del Ayuntamiento de Gijón. De momento el Consistorio gijonés ha destinado 700.000 euros en los presupuestos municipales para este año para el estudio de la rehabilitación, el proyecto arqueológico y el plan de usos de la fábrica de tabacos de Cimadevilla, que en parte de sus terrenos incluye el antiguo convento de las Madres Agustinas.

De momento, se están acometiendo los trabajos de derribo de todas las naves e instalaciones que se fueron adosando con el transcurso del tiempo al inmueble originario de la congregación religiosa. Estas obras servirán para analizar con exactitud con qué espacio se cuenta para desarrollar el proyecto cultural, que aún está por definir y que deberá perfilarse a lo largo del presente año.

En la actualidad la fábrica de tabacos ocupa 12.469 metros cuadrados, de los que 5.820 corresponden a superficie construida del convento y los 6.649 restantes, al resto de edificaciones añadidas.

El gobierno local de PSOE e IU ha hecho un llamamiento a las grandes empresas con presencia en Gijón para que colaboren económicamente con el proyecto cultural en la antigua fábrica de cigarros.

La concejalía de Urbanismo avanzó que con el derribo de parte de las instalaciones de la antigua fábrica de tabacos se permitirá que se habilite una calle para el paso de vehículos que comunique las calles Sebastián Miranda y Honesto Batalón, mejorando la fluidez del tráfico en un barrio de calles estrechas y de difícil tránsito para los vehículos. Sin embargo, esta opción dependerá del resultado que arrojen los estudios técnicos sobre el solar que va a quedar despejado con los derribos. La habilitación de una nueva calle es una demanda que los vecinos del barrio alto cursaron al Ayuntamiento el año pasado.

Un ejemplo de cómo se han hecho las cosas desde el principio de la larga noche municipal socialista: la capilla de la Trinidad y el palacio adyacente, hoy Museo Barjola. El PSOE fue el responsable de la quema y/o voladura de los templos gijoneses en 1936 (ya se habían estrenado con el incendio de la Iglesiona en 1930). Decidieron completar el trabajo. La capilla de la Trinidad, barroca, había sobrevivido con pocos daños, por estar cerrada al culto entonces. Así que… la derribaron. Sólo quedó la fachada y un poco de la volumetría interior. Por detrás dejaron recuerdo de su pésimo hacer y peor gusto, con una pared de hormigón propia de búnker. Una lectora lo recuerda en El Comercio de hoy, «La Columna» (antaño «Columna de Gijón»):

Barjola

María Josefa Mestre se acerca a La Columna para pedir al Ayuntamiento que arregle la fachada del Museo Barjola: «Quiero preguntar a quien corresponda cómo es posible que haya subvenciones para arreglar el muro y para que se hagan todo tipo de eventos culturales y artísticos, y sin embargo se tenga desde hace años la parte posterior del Museo Barjola con una fachada que parece una cárcel o un almacén. Lleva así desde que se rehabilitó y está en pleno centro de Gijón. Mientras tanto, se habla de rehabilitar las fachadas de los edificios. Una cosa tan sencilla como acondicionar este muro podría subvencionarse perfectamente y además se podría hacer que una serie de artistas lo decoren, porque realmente es horrendo».

No, por favor: que no lo decoren. Sería peor.

6 comentarios

Archivado bajo 02.- Gijón, Medio ambiente, Política local

6 Respuestas a “¡Qué miedo!

  1. Nuestro miedo de ayer era justificado. Véase hoy El Comercio:

    Cuatro constructores negocian la compra del San Eutiquio para levantar viviendas

    Los responsables del centro de Formación Profesional buscan una nueva ubicación en La Calzada o Montevil. Desde la Fundación San Eutiquio, dueña del inmueble, se asegura que «hay buena predisposición de todas las partes»

    I. VILLAR / M. MORO/GIJÓN

    Un grupo de cuatro constructores gijoneses negocia con la Fundación San Eutiquio la compra del edificio que alberga el colegio de Educación Secundaria de los Hermanos de La Salle, que será derribado para la construcción de hasta cuatro bloques de viviendas. Según señalaron a EL COMERCIO desde la Fundación, aunque aún no existe ningún compromiso en firme, «sí hay una declaración de buenas intenciones que cuenta con el favor de todas las partes».

    El cambio de usos del terreno ocupado por el centro educativo ya estaba previsto en el Plan Especial de Reforma Interior (PERI) de Cimadevilla de 1989 y su derribo buscaría, sobre todo, «eliminar el efecto barrera que provoca el edificio en el aspecto visual», apuntó el concejal de Urbanismo, Jesús Morales. La intención es que del nuevo uso residencial surjan tres o cuatro bloques de viviendas «que generarán amplias zonas visuales entre edificios, a diferencia de la interrupción de la vista que provoca el edificio continuo que hay ahora».

    Aunque el traslado del centro ha supuesto un asunto de periódica actualidad en las últimas dos décadas, todo parece indicar que las negociaciones que se llevan a cabo actualmente serán definitivas, toda vez que la comunidad de los Hermanos de La Salle ha aceptado ya como alternativa la construcción de un nuevo edificio en La Calzada o Montevil. Las obras serían financiadas en gran parte por la Fundación San Eutiquio, que destinará para ello un alto porcentaje de los ingresos obtenidos con la venta del actual inmueble. «La Fundación está dispuesta a colaborar en todo momento con los hermanos de La Salle», apuntó ayer el presidente de la misma y párroco de San Pedro, Javier Gómez Cuesta.

    Representantes de la comunidad de La Salle y del cuerpo docente del centro ya han valorado nuevas posibles ubicaciones en La Calzada y Montevil, si bien parece esta última ubicación la que más posibilidades de éxito tiene. Entre los aspectos que más se están teniendo en cuenta a la hora de buscar un nuevo emplazamiento para el Centro de Educación Secundaria destaca la premisa de que sea un edificio de nueva construcción, en un barrio «con vida y con zonas de equipamientos».

    Un acuerdo esperado

    La vía para la conciliación entre la aspiraciones urbanísticas de Cimadevilla y el empeño de La Salle por mantener su colegio en Gijón se abrió hace algo más de tres años, con el relevo de José Antolínez Cuesta como provincial de los Hermanos de La Salle. Las últimas negociaciones, con Antolínez aún al frente, quedaron cerradas en 2000 tras el rechazo de la congregación a trasladarse a las instalaciones del colegio Manuel Rubio, en Ceares, que por entonces estaba cerrado.

    Ya en 1996, con Vicente Álvarez Areces como alcalde y Bonifacio Sánchez como párroco de San Pedro, se logró un preacuerdo entre la comunidad religiosa, la Fundación San Eutiquio, el Ayuntamiento y el Ministerio de Educación y Ciencia para proceder al traslado del centro educativo al colegio Las Palmeras, en Roces, por entonces cerrado. Sin embargo, tras acceder a la Presidencia del Principado Álvarez Areces destinó el edificio a centro de formación del Inem, cerrando esta posibilidad.

    En 2000 fue Paz Fernández Felgueroso quien retomó el asunto ofreciendo el Manuel Rubio, pero las puertas estaban ya cerradas y no hubo siquiera opción para cerrar un nuevo acuerdo, quedando paralizada toda negociación al respecto. Ahora, con Jesús Miguel Zamora Martín como provincial, el entendimiento parece haber ido más allá de la mera la voluntad y el acuerdo para el derribo del edificio podría ser próximo. No obstante, desde la Fundación San Eutiquio apuntan que la comunidad docente aún debería concretar con los promotores interesados en los terrenos del colegio cuándo debería hacerse efectivo el traslado y cuándo será necesario echar el cierre.

    Al margen del impacto visual y los inconvenientes que pueda plantear para el desarrollo urbanístico de Cimadevilla el edificio del San Eutiquio, desde el colegio y la Fundación apuntan que el centro presenta además numerosas carencias que podrían solventarse con la construcción del nuevo colegio.

    El actual edificio de la Fundación San Eutiquio es ciertamente un monumento al feísmo. Pero lo que ahora vuelve a plantearse es construir viviendas en su solar. Por eso la siguiente parte de la noticia en El Comercio de hoy suena a cínica propaganda, una vez más:

    Un «monstruo» urbanístico que tapa el cerro de Santa Catalina

    I. V. / M. M./GIJÓN

    El derribo del Colegio de Educación Secundaria San Eutiquio -«un monstruo para el lugar donde está», según apuntaban ayer desde la Fundación- permitirá oxigenar el paso al cerro de Santa Catalina desde el barrio de Cimadevilla. A la espera de que se hagan efectivos los acuerdos, la más que probable desaparición del edificio augura una importante reordenación del entorno, siempre en base al plan especial de Cimadevilla que en su día redactara Francisco Pol.

    La construcción de tres o cuatro bloques de viviendas se hará, según apuntaron desde el Ayuntamiento, buscando una edificación de baja densidad para evitar tapar las vistas hasta y desde el cerro como sucede actualmente. La reforma permitirá crear nuevos viales y ayudaría a revitalizar el barrio alto.

  2. Día a día los temores se van confirmando. Para sustituir al «monstruo», Francisco Pol ya había previsto edificios más altos… El Comercio de hoy:

    El derribo del San Eutiquio permitirá edificar bloques de hasta cuatro plantas

    El Plan Especial de Cimadevilla propone varios bloques de viviendas con zonas ajardinadas intercaladas El proyecto, diseñado en 1989 por Francisco Pol, incluye un edificio de triple fachada junto a la calle de La Salle

    I. VILLAR / M. MORO/GIJÓN

    El posible derribo del edificio que alberga el Centro de Educación Secundaria San Eutiquio, junto al cerro de Santa Catalina, daría lugar a la construcción de varios edificios de tres y cuatro plantas, según prevé el Plan Especial de Reforma Interior (PERI) del barrio de Cimadevilla, diseñado en 1989 por los arquitectos José Luis Martín y Francisco Pol y aún en plena vigencia. Como ya publicó ayer EL COMERCIO, actualmente la Fundación San Eutiquio negocia con un grupo de cuatro constructores gijoneses la venta del edificio para su demolición y la construcción de viviendas.

    El PERI, que marca las pautas para una futura reedificación en la parcela, califica el edificio actual como «una de las agresiones formales y paisajísticas más fuertes que han sufrido el barrio y el cerro, al romper bruscamente el perfil de la península y degradar el paisaje urbano y natural». En su lugar, propone un diseño menos compacto con tres áreas diferenciadas: una destinada a bloques de viviendas, otra de espacio libre entre el cerro y el barrio y una tercera «apta para uso dotacional y de oficinas, pero también para vivienda».

    La primera zona, la más próxima a las escaleras que suben al cerro, estaría constituida por varios bloques lineales de viviendas de nueve metros de ancho, perpendiculares a la calle de Maximino Marino Fernández y unidos entre sí en el borde más próximo al cerro, creando un cuerpo de edificación continua con forma ‘de peine’. La propuesta de Francisco Pol establece una altura máxima de cuatro plantas (12 metros) para estos bloques, que albergarían pisos de entre 40 y 110 metros cuadrados de superficie. Entre las viviendas se intercalarían áreas ajardinadas rectangulares de nueve metros de ancho, cerradas por los edificios en tres de sus lados y abiertas hacia la calle de Maximino Marino Fernández.

    Junto a la calle de La Salle se levantaría un edificio de planta trapezoidal con tres fachadas y patio central que, para salvar la pronunciada pendiente de la zona, contaría con tres alturas en la parte más próxima al cerro y de cuatro plantas junto a la calle de Maximino Marino Fernández. La fachada orientada al mar, que quedaría enfrentada al Club de Regatas, tendría forma de arco.

    Entre los dos bloques construidos el PERI de Cimadevilla prevé la adecuación de un espacio libre «configurado como un recinto de transición entre el cerro y el barrio», que estaría protegido por un muro en su frente Norte y abierto hacia el Sur.

    El Plan Especial de Reforma Interior del Cerro de Santa Catalina preveía por su parte la construcción de un edificio de equipamientos de enseñanza en los terrenos del cerro colindantes con la parcela que ocupa actualmente el San Eutiquio, construcción que nunca se llegó a efectuar.

    Traslado del centro

    El PERI de Cimadevilla, no obstante, subordina las operaciones de reforma a la existencia de pleno acuerdo entre las partes implicadas -Ayuntamiento, Fundación San Eutiquio y Hermanos de La Salle- y pone como condición que no se afecte «la actividad didáctica del Centro de Formación Profesional». En el caso de que se pretendiera mantener la actividad docente en el barrio, el plan proponía como alternativa el traslado del alumnado a la Fábrica de Tabacos, actualmente en fase de derribo.

    Hoy por hoy la intención de los Hermanos de La Salle es buscar una ubicación donde no se entre en conflicto con otros centros escolares de similar oferta educativa. En principio su traslado se hará a La Calzada o Montevil.

  3. Cada día da más miedo. La bestial especulación con la vivienda y el suelo, bendecida por la izquierda plural y sus aliados parroquiales y ex baberos. El Comercio de hoy:

    El metro cuadrado residencial en el San Eutiquio rondará los 6.000 euros

    Agentes inmobiliarios tasan en «más de cien millones de las antiguas pesetas» los pisos más cercanos al mar

    I. VILLAR/GIJÓN

    El metro cuadrado construido en las viviendas que podrían ocupar en el futuro la parcela donde actualmente se asienta el Colegio de Educación Secundaria San Eutiquio podría costar hasta 7.000 euros, según la tasación aproximada realizada por varios agentes inmobiliarios de Gijón. La Fundación San Eutiquio, propietaria del edificio confirmó esta semana la existencia de negociaciones con cuatro constructores gijoneses para el derribo del centro y la conversión de la zona en área residencial. El Plan Especial de Reforma Interior (PERI) de Cimadevilla plantea para la parcela la construcción de varios bloques de viviendas de tres y cuatro plantas, en un diseño que incluirá varios espacios abiertos y ajardinados que acaben con el efecto estético negativo que provoca el edificio actual.

    De acuerdo con las estimaciones de las inmobiliarias, la nueva construcción en la parte alta de Cimadevilla se colocaría entre las áreas residenciales más cotizadas de la ciudad, con valores próximos a los que pueden alcanzar las viviendas de nueva planta del Náutico y la zona centro. No obstante, el precio de los futuros pisos variaría en función de su ubicación, siendo más elevado cuanto más se aproximaran a la avenida de La Salle y, por tanto, a las vistas al Cantábrico.

    Isabel Argüelles, agente inmobiliaria de la Agencia Domingo, explicó que su empresa ha vendido recientemente un dúplex de 120 metros cuadrados en la zona por 510.000 euros, operación que toma como referencia para tasar las futuras viviendas en aproximadamente 6.000 euros por metro cuadrado. «Ahí lo que vas a pagar es el sitio. Es una zona muy tranquila y de gran atractivo, con buenas vistas de la ciudad», apuntó. Teniendo en cuenta que el PERI de Cimadevilla permite construir pisos de entre 40 y 110 metros cuadrados, Argüelles estima que algunas de las viviendas «superarán fácilmente los cien millones de pesetas».

    Juan Roberto García Díaz, de la Agencia García Díaz, señala que la tasación más elevada que ha pasado últimamente por sus oficinas alcanzó los 7.200 euros por metro cuadrados en la calle de Los Moros, y cree que ese podría ser también el precio que rondarían las futuras viviendas de San Eutiquio. «Las mejor situadas costarán como mínimo 1.300.000 euros por metro».

    Avenida de La Salle

    Desde la Agencia Garsán creen que la base para los pisos orientados hacia la avenida de La Salle habría que fijarla en 6.000 euros. Pablo García señaló que esta cantidad ya se paga en barrios como La Arena por edificios nuevos de tercera línea de playa, «por lo que partiendo de esa cantidad el precio puede subir lo que sea». Los bloques más interiores costarán, según García, 4.500 euros por metro cuadrado.

    Una estimación similar hacen desde la Agencia Álvarez. «Junto al cerro, las viviendas que tengan fachada frente al mar se moverán en torno a los 7.000 euros como mínimo. El resto podría costar aproximadamente 4.000 euros». José Luis Rebollal, de la Agencia Asturias, cifró por su parte en 6.000 ó 6.600 euros por metro cuadrado el precio de los pisos de La Salle -en función de su tamaño- y en 4.800 euros los más separados de la costa. «El barrio ha mejorado muchísimo y la zona ofrece buenas perspectivas de venta», añadió.

    En sus recomendaciones arquitectónicas el PERI propone la construcción de dos cuerpos edificatorios, separados por una zona de espacio libre. Los edificios más cercanos a las escaleras de acceso al cerro se estructurarían en bloques lineales de nueve metros de ancho, perpendiculares a la calle de Maximino Marino Fernández y unidos entre sí en el borde más próximo al cerro, creando un cuerpo con forma ‘de peine’. Entre las viviendas se intercalarían áreas ajardinadas rectangulares de nueve metros de ancho, abiertas a la calle por uno de sus lados.

    Junto a la avenida de La Salle se construiría un edificio con planta trapezoidal y tres fachadas, una de ellas, la orientada al mar y enfrentada al Club de Regatas, con forma arqueada. Esta construcción podría dedicarse bien a equipamientos dotacionales, oficinas o viviendas.

    La superficie edificable es de 5.750 metros

    I. V./GIJÓN

    La normativa particularizada del PERI de Cimadevilla establece una superficie edificable máxima sobre rasante de 5.750 metros cuadrados construidos, ocupando como máximo el 75% de la parcela. Además podrá ocuparse la totalidad del subsuelo para usos de garaje y aparcamiento, instalaciones generales y servicios.

    La parcela del San Eutiquio ocupa 2.935 metros cuadrados, de los cuales un mínimo de 400 deberán dedicarse a espacio libre con acceso directo desde la calle.

    Y en La Nueva España:

    La dirección de La Salle informa a su equipo local sobre el futuro del centro

    La congregación ha fijado acuerdos en los últimos años para la estabilidad de la escuela ante el traslado

    Portavoces de los hermanos de La Salle (Hermanos de las Escuelas de la Doctrina Cristiana) hicieron ayer partícipes a los miembros de su equipo educativo en Gijón de las negociaciones que, hasta ahora, se llevan avanzadas en torno a un futuro traslado del centro educativo de Cimadevilla al barrio de Nuevo Gijón. Tras la información publicada por este diario, relativa al interés inmobiliario que hay sobre el edificio que la congregación ocupa en el barrio alto -propiedad de la Fundación San Eutiquio, vinculada a la parroquia de San Pedro-, y la posibilidad de llevar a cabo la venta de dicho inmueble, los administradores y portavoces de la congregación están procediendo a tranquilizar a los trabajadores y equipo docente de la escuela de Formación Profesional y Bachillerato. Una tranquilidad que se basa en el compromiso de la propia congregación de mantener su centro educativo en Gijón, sin que la docencia se interrumpa a consecuencia de ninguna venta o traslado.

    Si bien es cierto que la operación de venta aún no tiene una firma que lo rubrique, no lo es menos que esa posibilidad se abrió ya hace varios años, tanto por el interés municipal, del sector inmobiliario, como también de la propia Fundación San Eutiquio por desvincularse de la enseñanza y dar otro destino a un inmueble de su propiedad. De ahí que, en este largo tiempo, se hayan podido ir cerrando algunos compromisos que garantizarían la estabilidad del centro, sus trabajadores y sus enseñanzas que tienen el condicionante -que no se alteraría- de estar concertadas con la Consejería de Educación. Al menos, La Salle no dejaría Cimadevilla antes de dos cursos, plazo suficiente para construir el nuevo centro en el emplazamiento elegido.

  4. En La Nueva España hoy:

    La operación del edificio de la Fundación San Eutiquio desata el interés de los constructores

    La parroquia de San Pedro y La Salle tienen acuerdos para posibilitar su desvinculación y la supervivencia del centro escolar, si avanza el plan de venta

    A. RUBIERA

    El solar de la Fundación San Eutiquio, en Cimadevilla, tiene demanda. Y la mejor muestra de ello son los nuevos contactos de empresarios del sector de la construcción que, una vez hecho público el interés inmobiliario que rodea al centro educativo, se han generado en sólo unos días.

    Así lo confirmaban ayer los inquilinos del inmueble de la Fundación, los Hermanos de las Escuelas de la Doctrina Cristiana. A su sede en Valladolid han llegado, en los últimos días, las llamadas de algún «constructor que, visto lo visto, quiere hacer su oferta», como ayer confirmaba un portavoz. Y lo mismo le sucede al dueño del inmueble, la Fundación San Eutiquio, vinculada a la parroquia de San Pedro. Porque el gran solar resultante de la parcela que ahora ocupa el Colegio San Eutiquio-La Salle es una «pera en dulce» de las que apenas quedan en el núcleo urbano gijonés.

    Para los hermanos de La Salle, el interés inmobiliario que genera el centro que ocupan desde 1976 no es nuevo, de ahí que nadie quiera ratificar que éste puede ser el impulso definitivo que abra la puerta a un cambio en la tradicional fisonomía urbanística del barrio alto. Una fisonomía condicionada hace muchas décadas por el gran edificio construido al pie del Cerro de Santa Catalina. Desde la congregación religiosa se aferran a la realidad de que «no hay nada firmado, ni estrictamente comprometido». Tampoco niegan que pueda haberlo esta vez.

    Aunque el legítimo propietario del inmueble es la Fundación, los hermanos de La Salle tienen derechos adquiridos en las décadas que llevan de ocupación del inmueble, cumpliendo con su compromiso de llevar adelante un centro educativo y de Formación Profesional. Y esos derechos les hacen ser copartícipes en lo que se negocie.

    El contrato entre la Fundación y los Hermanos de la Doctrina Cristiana se formalizó en 1980, cuatro años después de que la congregación de La Salle volviera a Cimadevilla. El centro educativo suponía, en cierta medida, la continuación de las clases que en octubre de 1920 empezaron a impartir los hermanos de La Salle en la que fuera residencia de Eutiquio de la Sala -alma de la Fundación San Eutiquio- en la calle Trinidad. Antes (desde 1904) habían sacado adelante el Colegio Comercial Hispano-Francés de San Ramón, y con posterioridad (años sesenta-setenta) habrían participado también en la actividad educativa en los barrios de Roces y La Calzada.

    En Cimadevilla la cesión de espacios por parte de la Fundación San Eutiquio a los hermanos ha tenido siempre carácter gratuito, con la exclusiva responsabilidad de los «baberos» -como popularmente se denomina a los hermanos de La Salle- sobre la gestión y organización del centro educativo.

    Lo que arrancó como un contrato de 10 años, renovable por períodos bienales, ha acabado siendo un pequeño lastre para la Fundación (su responsabilidad recae en el párroco de San Pedro, ahora Javier Gómez Cuesta), que querría dedicar sus recursos a otras actividades que más tienen que ver con los ancianos o el crecimiento parroquial que a una juventud que apenas está vinculada al barrio alto.

    Desde hace algún tiempo el propósito de los párrocos de San Pedro (se iniciaron las negociaciones ya en vida del sacerdote Bonifacio Sánchez) es recuperar el edificio de la cuesta del Cerro Santa Catalina para poner en valor un importante activo de la Fundación y rentabilizarlo, sin despreciar la posibilidad de llegar a su enajenación. Hace diez años el proceso casi se materializó con el acuerdo municipal de ceder a La Salle el colegio de Roces Las Palmeras. Lo que era un acuerdo pactado acabó en nada cuando se comprobó que el Ayuntamiento no podía ceder un colegio que no era de su propiedad.

    Superado ese trance, difícil y con desencuentros importantes entre todas las partes, el acuerdo táctito vigente entre Fundación y congregación religiosa implica que el desalojo del centro educativo, cuando se produzca, será siempre pactado entre ambos protagonistas, que colaborarían en la búsqueda de un nuevo emplazamiento para la escuela formativa, en su nueva construcción y su arranque. Aunque, eso sí, con el proceso de traslado se llevaría a cabo la desvinculación efectiva de la Fundación San Eutiquio del centro que los hermanos de La Salle pusieran en marcha.

    Lo que se refiere a la continuidad de la congregación, y de su proyecto educativo en la ciudad, «no se cuestiona», admite el administrador de la comunidad de Hermanos de la Doctrina Cristiana. Y así se lo hicieron ver el miércoles los principales portavoces de La Salle al profesorado y trabajadores gijoneses.

  5. Hoy en «Escandalera», El Comentario TV:

    El Cerro de Santa Catalina. Un buen sitio para posar

    El arquitecto Francisco Pol Méndez, fue el encargado del proyecto de reconversión de las antiguas baterías de costa del cerro que lleva el nombre de Santa Catalina, en honor a la santa que protagoniza el escudo nobiliario de la Casa de Valdés, con el instrumento con que según la Leyenda Dorada fuese torturada, lacerando sus pechos virginales con unas potentes cuchillas giratorias.

    Los roeles de los blasones de los Valdés y Santa Catalina, el cerro situado encima del Campo Valdés, forman parte de la historia de un lugar secreto de Gijón -núcleo de su vida urbana-, desde que esa familia fuese infamada por los siglos de los siglos, por la cobardía mostrada por uno de los miembros del clan, que no estuvo a la altura de la ocasión, en la célebre batalla naval que dio a la armada que la protagonizó el nombre de Invencible.

    Pero antes de aquella terrible y desconocida historia, de la que se habla en voz baja entre los eruditos de la Villa de Jovellanos, cabe recordar otro relato de tortura, de infamia y de gloria, pues la casa de Valdés, cuyo apellido lleva el del río que da nombre al valle por el que discurre, el Ese, en el concejo del occidente asturiano, que tiene Luarca como capital, y que se asentó en Gijón, tuvo su plaza fuerte en el concejo de Llanera -en las Torres de San Cucao-, donde alcanzó fama imperecedera don Diego de Valdés, “el Valiente”.

    Don Diego fue a Tierra Santa a penar el castigo al que fuera sometida esa histórica familia por tomar partido por los Trastamara, en las guerras que asolaron los reinos de España en el siglo XIV, en tiempos de las violentas disputas entre don Erique y don Pedro, cuando lo que entonces era Gijón formó parte del bando Trrastamara, por influencia de los entonces poderosos Valdés, dueños del lugar, que competían con los Quirós por el dominio de Asturias, con permiso de don Rodrigo Álvarez de Asturias, el más poderoso señor de la época por estos lares, que prohijó a don Enrique, legándole los títulos de Conde de Trastamara, Gijón y Noreña.

    Las tierras de don Diego fueron asoladas en tiempos de la victoria del Rey don Pedro, «el Cruel», y sus campos anegados con sal, y cuenta la leyenda que “el Valiente” recuperó sus feudos de vuelta del fin del mundo, donde moros y cristianos se daban a muerte ya por aquel entonces, tras unas justas en las que tuvo ocasión de demostrar su valor ante un rey que con él fue clemente, pues le perdonó la afrenta dinástica en recompensa a su valor en las justas caballerescas en las que don Diego asombró con su fuerza y su destreza.

    El Campo Valdés, que se asienta sobre los restos romanos de las termas que allí yacían ocultas por el tiempo y los estratos de la historia, fue removido en su totalidad por un gijonés de adopción, Vicente Álvarez Areces –nacido en las cuartelarias instalaciones de la Guardia Civil en Olloniego-. Areces, dotado con una singular vocación de topo, construyó las instalaciones que allí custodian hoy las termas, y sin tocar el palacio de los Valdés, que sigue siendo colegio de religiosas -está protegido por su leyenda; nadie lo toca-, le dio un gran vuelco al cerro que lleva el nombre de la patrona de esta familia, en el que instaló un icono de hormigón, financiado por el Corte Inglés, con cargo a los beneficios inmateriales de sus grandes almacenes de Pumarín.

    El Elogio del Horizonte se convirtió en el símbolo público –no privado- del agradecimiento de los empresarios moscones, por facilitárseles una licencia -aparentemente imposible- para instalarse en un lugar, situado a medio camino entre el centro de Gijón y la gran superficie de Alcampo. Así, un apaño urbanístico, se convertía en fuente de financiación de una escultura que es el símbolo oficial de Gijón, así como de un piso en la Plaza de Europa, del que habla Antón Saavedra en sus obras completas, que por razones no muy bien explicadas, no se difunden todo lo que debieran.

    Con aquel símbolo hormigonero, Eduardo Chillida culminaba las obras del Cerro, dirigidas por Paco Pol, que había pintado de rosa las baterías militares de lo alto del promontorio, y allí se había preparado toda una pequeña orgía de caminitos, plazas, taludes construidos en piedra y bancos.

    Cuando el gurú Chillida llegó de visita, en el año 90 del pasado siglo, a ver el lugar donde se iba a instalar de manera inminente su “gran obra”, puso el grito en el cielo ante los presentes, y Pol, junto con Jorge Fernández León, se vieron obligados a dar instrucciones, con la anuencia del mismísimo Areces, para encargar una gran flota de camiones que enterrase con tierra vegetal todo aquel despliegue de “mobiliario e inmobiliario urbano” que interrumpía la visión de la obra del artista, y que hoy yace enterrado bajo el manto protector de la gran pradera sobre la que aparentemente se asienta el elogio, directamente sobre la tierra, cuando en realidad, debajo de esa pradera, hay toda una maraña de caminitos y adornos urbanos, que están esperando su estupefacto descubrimiento por algún arqueólogo del futuro imperfecto.

    Areces, redescubridor del Gijón romano, que se inventó sus murallas y bastiones, y remodelador del mundo secreto de los Valdés, posaba así en 1994, en el centro neurálgico de sus fantasías. El camino de la presidencia del Principado empezaba en aquel mismo horizonte al que tan innecesariamente elogiaba Chillida.

    Fotografía escaneada de La Nueva España por un colaborador de El Comentario TV. Debajo de la pradera que sostenía lo que hoy es generosa humanidad presidencial, yacen enterradas muchas cosas.

    Firmado: Juan Vega
    18/03/2007 – 20:14h

  6. Menos mal que queda constancia escrita de lo que fue el convento y colegio de las Madres Agustinas y ya no es (gracias a la Unión Europea) ni fábrica de tabacos. Porque al edificio, como Voluntad apuntaba hace ya unos años (véase más arriba) le pintan bastos, parece que ahora en manos de los [ir]responsables de los museos municipales. Y a las agustinas, ahora en Somió, en manos de una superiora obtusa y un capellán modernista, les espera la extinción. La Nueva España:

    Vidal de la Madrid presenta su estudio sobre el convento de las Agustinas Recoletas
    Ángel González

    Vidal de la Madrid Álvarez, doctor en Historia del Arte, presentó ayer, en el Museo Casa Natal de Jovellanos, su libro de investigación «El convento del Santísimo Sacramento y Purísima Concepción de Nuestra Señora de Agustinas Recoletas de Gijón (1668-1842)». Se trata de un trabajo editado por Trea y el Ayuntamiento de Gijón con el que se colabora, según el autor, a dar a conocer un elemento singular del patrimonio artístico y cultural gijonés que puede llegar a sorprender. En la imagen, por la izquierda, De la Madrid, el concejal Justo Vilabrille y la directora del Museo, Lucía Peláez.

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