Está prohibido a cualquier mujer pretender acercarse al altar o asistir al sacerdote. (Decretales de Gregorio IX, cap. Inhibendum, 1 de cohab.)
«En definitiva, lo que la Trinidad escogiera para redimir nuestra culpa y enseñarnos a vivir para siempre, no vamos a cambiarlo ahora por capricho de mediocres en un sacerdocio de mujeres. Vaya enmienda más tonta. Estos viejos afanes por destruir la esencia del sacerdocio católico —Cristo hombre actuante en un sacerdote hombre— desvelan el porqué de que tantos curas progresistas, o paletos amantes de novedades, introdujeron la moda de las niñas monaguillas. Por lo mismo, también debería revisarse el exagerado protagonismo de la mujer en lugares antes reservados a solo sacerdotes, en especial ese su afán por ser “ministros” de la comunión.»
(de la web Conoceréis de Verdad)
Osoro politiqueando
Tras el asesinato por ETA de dos ecuatorianos en el reciente atentado de Barajas (el «accidente», según el presidente del Gobierno, Rodríguez Zapatero), se han sucedido las habituales condenas, vacuas e inútiles, por parte de los políticos. Políticos entre los que tal vez tengamos que incluir a los actuales titulares de las diócesis españolas. Carlos Osoro Sierra es un destacado representante de esta clase de políticos eclesiásticos, a la altura de sus equivalentes seglares.
Véase si no esta foto en La Nueva España de 15 de enero de 2007. Osoro en afectuosa plática con unos políticos cuya hostilidad al magisterio de la Iglesia es patente, recibidos sin embargo en el templo mayor de la diócesis, y saludados –al gusto protestante– por el titular de la misma, revestido de ornamentos litúrgicos (feos, y verdes, por más señas: inapropiados para un funeral. Pero claro, los domingos no puede oficiarse funerales. ¿A qué, entonces, convocar en domingo esa misa? Confusión, desprecio por el día del Señor, desprecio por el Santo Sacrificio…). La parla antropocentrista y liberal-demócrata de Carlos Osoro Sierra poco se diferencia de la sus amigos del PPSOE; quienes por su parte, aun siendo laicistas militantes, se felicitan por estos actos pseudo religiosos (contrarios a las normas litúrgicas, al derecho canónico y a la más elemental decencia, y escándalo para los fieles):
Unidos en la Catedral contra el terror
El Arzobispo preside un funeral por los dos ecuatorianos asesinados por ETA al que asistieron dirigentes del PSOE y del PP
Oviedo, Ángel FIDALGO«El terrorismo utiliza perversamente al hombre al servicio de crueles e implacables intereses de conquista del poder político a toda costa». Así se pronunció ayer el arzobispo de Oviedo, Carlos Osoro, durante la homilía que pronunció en la misa que por la mañana ofició en la Catedral ovetense en memoria de los los dos ciudadanos ecuatorianos asesinados en el atentado cometido por la banda terrorista ETA el pasado 30 de diciembre en el aeropuerto de Madrid.
Carlos Osoro también señaló que los obispos españoles, en su último documento, rechazaron que una sociedad «libre y justa pueda reconocer ni explícita ni implícitamente a una organización terrorista como representante político de ningún sector de la población». El Arzobispo calificó el terrorismo de práctica «intrínsecamente perversa, incompatible con una visión moral de la vida justa y razonable». Al finalizar el acto religioso recibió numerosas felicitaciones por su homilía.
La misa en memoria de los dos ecuatorianos asesinados por ETA sirvió para unir a políticos del PSOE y del PP, lo que no lograron las manifestaciones convocadas en Madrid y Bilbao el pasado sábado. El delegado del Gobierno, Antonio Trevín, abogó con «esperanza e ilusión» para que el acto religioso de ayer sirviera para «unir» a todos los partidos políticos en contra de los violentos.
El presidente del Principado, Vicente Álvarez Areces, acusó a los populares de haber cometido «un gran error político» por no haberse sumado a las manifestaciones del pasado sábado. «Los ciudadanos notan que es una gran contradicción salir continuamente a la calle en manifestaciones contra la violencia y en el momento en que se reclama su presencia y se pone el lema que exigían, no acudir», criticó.El presidente del PP en Asturias, Ovidio Sánchez, dijo que su partido «seguirá luchando contra la lacra del terrorismo hasta el aniquilamiento de ETA».
Tradición Astur digital publica un duro comentario sobre la política (nunca mejor dicho) diocesana:
http://es.groups.yahoo.com/group/tradicionastur/message/172
Materiales de reflexión
El pasado 3 de noviembre de 2006, el diario La Nueva España se hizo eco del documento titulado «Materiales de reflexión en torno a la reforma del Estatuto de Autonomía de Asturias», documento supuestamente para uso interno (¿?) de la diócesis, publicado por el Departamento de Sociología, Estadística e Informática del Arzobispado de Oviedo, elaborado por su director y párroco de Santiago de Pruvia, José Ramón Álvarez Álvarez, y por José Manuel Parrilla Fernández, profesor de Sociología y de Doctrina Social de la Iglesia en el Seminario Diocesano. Ambos, supuestamente, sacerdotes.
El diario citado (que ha desplegado inusitado celo en la difusión del tal documento, según se dice entregado por el entorno de sus dos elaboradores) titulaba significativamente: «La Iglesia toma partido por el Estatuto», y acompañaba una foto del titular de la archidiócesis, Carlos Osoro Sierra, con el presidente del gobierno autónomo, Vicente Álvarez Areces; ambos abrazados y sonrientes. En la segunda página del amplio reportaje, las fotos de los autores, mal vestidos de paisano como siempre van, y destacando esta frase del informe: «La unidad de España no se debe sacralizar ni confundir con el bien moral».
En realidad el informe o documento en cuestión puede leerse (como suele ocurrir con los escritos de Parrilla y Álvarez) como una enumeración de las exigencias actuales de Izquierda Unida/Bloque por Asturias. Completamente al margen de la doctrina de la Iglesia, completamente al margen de cualquier preocupación cristiana. Completamente inútil para cualquier labor diocesana. Lo que pretende, evidentemente, es otra cosa.
El 16 de noviembre, el veterano periodista Eugenio de Rioja publicaba en el mismo diario La Nueva España un artículo que puede suscribirse casi por entero:
El 20 de noviembre, los autores del documento de marras replicaban en La Nueva España a Eugenio de Rioja. Los curas sociólogos usaban una agresividad, una falta de caridad tan completa, un tono tan insultante en su artículo «La Iglesia y los tiempos del señor Rioja» (en el que de paso exhibían su dependencia de los tópicos y lemas de la más rancia izquierda), que sorprende tanto su publicación como la falta de rectificación por parte de una curia diocesana que, empezando por su jefe titular y su auxiliar, se esconden y dejan hacer a lo peor de su clero.
Eso es, precisamente, lo que nos mueve a ocuparnos del asunto más de dos meses después de la «filtración» del documento de los curas sociólogos Parrilla y Álvarez. Quienes han seguido sosteniéndola y no enmendándola, con desafío y chulería, y absoluto desprecio para cualquier consideración eclesiástica o evangélica. Véase, por ejemplo, la entrevista a José Manuel Álvarez en el periódico digital El Tapín de Llanera.
Como católicos y como regionalistas, sostenedores del primer asturianismo político de la historia, desde el Círculo Cultural Juan Vázquez de Mella expresamos nuestro completo rechazo a los «Materiales de reflexión» de los sociólogos diocesanos, así como a la labor de zapa contra la Iglesia y contra Asturias, y en pro de la izquierda anticristiana, antiespañola y antiasturiana, que estos representantes del extraviado clero postconciliar llevan a cabo, amparados por una estructura eclesiástica cada vez más perdida y más vacía.
Círculo Cultural «Juan Vázquez de Mella» de Asturias
http://carlismo.es/circulomella
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Mas toda la atención de don Carlos Osoro parece estar en el sínodo diocesano que ha convocado. Tal vez por nostalgia de aquel otro sínodo santanderino, cuando Osoro dirigía el seminario de la diócesis vecina para el obispo Juan Antonio del Val Gallo, de infausta memoria. Tanto en la dirección del seminario como en la moderación de las sesiones sinodales, Carlos Osoro Sierra colaboró con su discreta eficacia habitual en eliminar de Santander los molestos vestigios del viejo catolicismo. Aggiornamento e silenzio…
El abandono del campo por parte de la diócesis continúa. La venta de patrimonio servirá para consolidar su presencia urbana, que se ha revelado inútil en lo que no sea contribuir al feísmo arquitectónico y a la confusión doctrinal y moral. El Comercio de hoy:
Carta al director de La Nueva España de hoy. Debe destacarse tanto el hecho de que la incuria, pereza y escandalosa dejación de funciones del clero de esta diócesis haya impedido enterrar en sagrado a la madre del autor, como que éste, víctima de treinta años de abusos y disparates, crea que hay que decir homilía o sermón en la misa de funeral, cuando precisamente en éstas no debe hacerse. Un funeral se ofrece a Dios por el alma del difunto, y no se dedica a exaltar a éste ni a consolar a sus familiares. Pero la Iglesia del Vaticano II lleva mucho tiempo practicando y enseñando lo contrario, al uso protestante. En cualquier caso, es representativo del desprecio por los fieles (por no hablar del desprecio por la misa y por la doctrina católica sobre la misma, manifiesto en ese hábito de ofrecerla, supuestamente, por dos difuntos distintos, y por su forma de celebrarla, que hace dudar sobremanera hasta de su validez) que tiene este clero que se llena la boca con la «participación» de los mismos:
La Nueva España de Gijón concede columna habitual a los párrocos José Luis Martínez, jubilado de San José, y José María Díaz Bardales, de Nuestra Señora de Fátima en La Calzada. Ambos son representativos del clero gijónes y de la diócesis de Oviedo: orgullosamente mal vestidos de paisano, se permiten (caso de Díaz Bardales) burlarse por escrito de los sacerdotes que se vistan de tales; no sólo de la sotana (en lo cual les reiría la gracia Raúl Berzosa, presunto obispo auxiliar), sino hasta del protestante alzacuellos. Ambos venden rancio progresismo estilo década de los setenta, y van de críticos, aunque están a partir un piñón con la izquierda que lleva treinta años en el poder. Ambos venden una concepción radicalmente materialista de un «cristianismo» que ignora las enseñanzas de Jesucristo y de su Iglesia. Ambos enseñan desde su propia cátedra, contra la doctrina de la Iglesia. Para muestra, un repugnante botón: el párrafo final de «Buena noticia» de José Luis Martínez, publicado el 20 de enero de 2007. Además de exhibir su ignorancia escriturística, teológica e histórica, como en ellos es costumbre, termina diciendo:
Con eso José Luis Martínez demuestra (por si aún hiciera falta) que está fuera de la Iglesia (que es Una, Santa, Católica y Apostólica, como se reza en el Credo). Las consecuencias son extremadamente graves. Los fieles, en Gijón, en Asturias, están recibiendo enseñanzas heréticas y no están recibiendo sacramentos, ni beneficiándose del fruto de misas seguramente inválidas. ¿Hará algo Osoro? Lo mismo que su predecesor Díaz Merchán: otorgar.
El pasado domingo 15 de mayo falleció en Gijón José Luis Martínez González, párroco que fue de San José y, antes, de otras parroquias gijonesas, más algún carguillo diocesano en la época de Gabino Díaz Merchán. Con quien colaboró en destruir la Fe y la Iglesia en esta diócesis, empeño en el que continuó, hasta hace pocas semanas, desde las páginas de La Nueva España (tienen una muestra más arriba). Precisamente este diario le dedica hoy un homenaje que puede y debe calificarse de obsceno.
Quiera Dios que José Luis Martínez haya abjurado de sus errores antes de morir, que se haya arrepentido del mucho daño hecho a las almas, y que haya vuelto a abrazar la Fe y, con ella, la salvación.
Viene Fray Jesús Sanz Montes a «presidir» el funeral. Esperemos que no se una a la «beatificación súbita» del sacerdote apóstata (si no formaliter, sí materialiter) que los más conspicuos anticristianos gijoneses ya están llevando a cabo. Por el momento ya es suficiente escándalo que se le hagan exequias públicas. Escándalo que corona al que suponía que no se le impusieran penas canónicas, o siquiera el silencio, al ahora fallecido.
Va de entierros e incuria clerical. Si hace nueve días recogíamos una queja, hoy en El Comercio aparece otra. Cuando los ayuntamientos socialistas secularizaron los cementerios y mezclaron el civil con el religioso, anulando éste, la diócesis no dijo ni pío y algunos presbíteros aplaudieron. Con la confusión doctrinal de nuestros días, muchos han olvidado lo grave que es para un cristiano no ser enterrado en sagrado. (Qué más da, si este clero hasta condona y estimula la práctica pagana de la incineración). Pues resulta que estos curas no están ni para bendecir el nicho con sus nuevos rituales de pacotilla. Lean:
Carta al director de La Nueva España de Gijón, miércoles 14 de febrero de 2007.
Líbrenos Dios de simpatizar con «cristianos de base». Pero como son de la misma madera que Díaz Bardales, la cuña es buena. Carta al director en El Comercio de hoy:
Carlos Osoro Sierra se ha ido. ¡Pobre Valencia! Pero, ya saben: enemigo que huye, puente de plata. Aunque, por seguir con los refranes: detrás vendrá quien bueno me hará.
Queda como administrador diocesano el Obispo auxiliar, Raúl Berzosa. De su nulo sentido litúrgico y su pésima formación teológica, no cabe esperar mucho. Pero siempre cabe esperar milagros de Dios Nuestro Señor. Que la Santísima Virgen de Covadonga, por su mediación, nos los obtenga.
Pobre Valencia, ciertamente. Aunque la archidiócesis de Oviedo (seis seminaristas este curso, y bajando, sin un solo católico entre su profesorado) no haya cambiado nada con Jesús Sanz, más de lo mismo, Carlos Osoro se supera en Levante, no sabemos si en perversidad o en estulticia. Luis Fernando Pérez Bustamante en InfoCatólica.com:
Bardales, te equivocaste: con Osoro tenías futuro. Le fascinan los herejes (más bien, los ateos) faltones y políticamente correctos.
Es imposible no dedicar de vez en cuando un recuerdo a Carlos Osoro Sierra, que tras infligirse a la archidiócesis de Oviedo lo hizo a la de Valencia y ahora a la de Madrid, donde, casualidades, se derrite de emoción ante Ahora Madrid, la etiqueta local de los trotsquistas-espartaquistas de Podemos. Así, igual que en Oviedo cultivaba a Gabino de Lorenzo y en Valencia a Rita Barberá, en Madrid lo hace con Manuela Carmena y con su portavoz Rita Maestre, la que hace poco asaltaba capillas de la Universidad Complutense, desnudándose y gritando «¡Arderéis como en el 36!». Ahora toca imitar a Bergoglio. Aunque, más aún que a éste, a Osoro le delatan su sonrisa falsa y su gesto de menopáusica.
Osoro se permite justificar a Rita Maestre y «perdonar» lo que no está en su mano perdonar:
http://infocatolica.com/?t=noticia&cod=25991
Y ha conseguido, como era de esperar, la total desmovilización de los católicos (si es que entre los vaticanosegundistas queda alguno que pueda calificarse de católico) madrileños. Al juicio contra Rita Maestre del pasado jueves sólo acudió a protestar una señora, una, bendita sea:
http://infovaticana.com/blog/el-olivo/2739299/
Osorgoglio en su gloria. La gloria del Mundo, el Demonio y la Carne.
Vuelve Díaz Bardales. Además de en esta página, en varias entradas más de Voluntad hemos tenido que ocuparnos del párroco apóstata de Nuestra Señora de Fátima en La Calzada (usen el buscador). Desafiante predicador de chigre, La Nueva España le sigue brindando sus páginas para que se cisque en las enseñanzas y los preceptos de la Iglesia, a sabiendas de que el Administrador Diocesano, Raúl Berzosa, hará lo mismo que hicieron Osoro y Díaz Merchán: callarse y dejarle seguir llevando almas al Infierno, en lo cual se convierten en cooperadores necesarios.
Veámos la penúltima de este sujeto. Títulos y primeros párrafos ya de demagogia barata, muy en su estilo:
«Euskadi». Ahí empieza a sacar la patita el admirador de Setién, de Uriarte, de Pagola, que además de herejes son seguidores del criminal nacionalismo vasco.
De los géneros de música nos ocupamos a continuación:
«Alguno dice que está prohibido», y a mí qué me importa, viene a decir Díaz Bardales. ¿A él qué le importa lo que la Iglesia enseña y manda? ¿Qué le importa Roma, qué le importa el Papa, Vicario de Cristo? (¿Qué le importa Nuestro Señor Jesucristo, Dios, en Quien no cree?). Pues está prohibido. Siempre lo ha estado, y lo sigue estando, por muy buenas razones. Congregación para el Culto Divino, Conciertos en las Iglesias, Roma, 5 de noviembre de 1987:
«Las iglesias, por lo tanto, no pueden ser consideradas simplemente como lugares «públicos», disponibles para cualquier tipo de reuniones. Son lugares sagrados, es decir «separados», destinados con carácter permanente al culto de Dios, desde el momento de la dedicación o de la bendición.»
«Como edificios visibles, las iglesias son signos de la Iglesia peregrina en la tierra; imágenes que anuncian la Jerusalén celestial; lugares en los cuales se actualiza, ya desde ahora, el misterio de la comunión entre Dios y los hombres. Tanto en las ciudades como en los pueblos, la iglesia es también la casa de Dios, es decir, el signo de su permanencia entre los hombres. La iglesia continúa siendo un lugar sagrado, incluso cuando no tiene lugar una celebración litúrgica. En una sociedad como la nuestra, de agitación y ruido, sobre todo en las grandes ciudades, las iglesias son también lugares adecuados en los cuales los hombres pueden alcanzar, en el silencio o en la plegaria, la paz del espíritu o la luz de la fe. Todo eso solamente podrá seguir siendo posible si las iglesias conservan su propia identidad. Cuando las iglesias se utilizan para otras finalidades distintas de la propia, se pone en peligro su característica de signo del misterio cristiano, con consecuencias negativas, más o menos graves, para la pedagogía de la fe y a la sensibilidad del pueblo de Dios, tal como recuerda la palabra del Señor: «Mi casa es casa de oración» (Lc 19, 46).»
«La norma para el uso de las iglesias está determinada por el canon 1210 del Código de Derecho Canónico: «»En un lugar sagrado sólo puede admitirse aquello que favorece el ejercicio y el fomento del culto, de la piedad y de la religión, y se prohíbe lo que no esté en consonancia con la santidad del lugar«.»
«El principio de que el uso de la iglesia no debe ser contrario a la santidad del lugar, determina el criterio según el cual se puede abrir la puerta de la iglesia a un concierto de música sagrada o religiosa, y se debe cerrarla a cualquier otra especie de música. La mejor y más bella música sinfónica, por ejemplo, no es de por si música religiosa. Tal calificación ha de resultar explícitamente de la finalidad original de las piezas musicales, de los cantos y de su contenido. No es legítimo programar en una iglesia la interpretación de una música que no es de inspiración religiosa, y que ha sido compuesta para ser interpretada en contextos profanos determinados, ya se trate de música clásica, ya de música contemporánea, de alto nivel o de carácter popular: este tipo de música no estaría de acuerdo con el carácter sagrado de la Iglesia, ni tampoco con la misma obra musical, que se hallaría interpretada en un contexto que no le es connatural.»
Claro, y la «clase» de Díaz Bardales es la más baja. «Gijón del alma» es una canción horriblemente cursi y fea, un verdadero insulto a esta villa. En un templo, como enseña la Iglesia, es además una profanación. (Por cierto: ¿se habrá peleado el predicador de chigre con su amigo el futbolero Fueyo, párroco de San Nicolás de Bari en El Coto? Porque Díaz Bardales lleva semanas queriendo distanciarse, en plan demagógico como siempre, del fútbol asociación).
Como párroco tiene la obligación de conocer esto y atenerse a ello. Claro que lleva décadas sin atenerse a las más elementales obligaciones del cristiano. Por si acaso, le dejamos aquí enlace a la versión española del documento: http://www.musicaliturgica.com/assets/plugindata/poolc/Conciertos%20en%20las%20Iglesias%20%20Normas.pdf
De nuevo, ¿qué importan las enseñanzas de la Iglesia, verdad, Díaz Bardales? «Socialismo religioso, socialismo cristiano, implican términos contradictorios: nadie puede ser a la vez buen católico y verdadero socialista» (Pío XI, encíclica Quadragesimo anno).
Dejamos el resto del ridículo artículo. Hoy, primer domingo después de Pentecostés, fiesta de la Santísima Trinidad, no nos apetece hacer más sangre. Ni siquiera de herejes.
Apuntábamos en ocasión no lejana que entre el clero «en ejercicio» de Gijón hay un católico, quizá dos. Tomando como muestra esto de los conciertos profanos y profanadores en los templos, hoy, día del Corpus Christi, viene a darnos la razón, involuntariamente sin duda, La Nueva España. Primero, bajo la batuta del inefable Monseñor Gómez Cuesta:
Pero también en Cabueñes, parroquia que por lo que se ve no tiene bastante con el acoso constructor municipal, ahora redoblado:
La Iglesia lo prohíbe, los eclesiásticos modernistas lo promueven. «Solidaridad» con Díaz Bardales. Cristo y su Vicario, la sacralidad, el decoro de la Casa de Dios, ¿a quién le importan?
No crean ustedes que eso de violar la ley de la Iglesia y tratar a las iglesias como salas de conciertos es cosa exclusiva del clero «progresista», de los desechos del díazmerchanismo. No. El templo gijonés que, para los menos avisados (o sea, para la mayoría) pasa por más «conservador» lo hace tranquilamente y con publicidad. Ahí tienen el titular de La Nueva España y el enlace a la noticia, si se la toleran su estómagos:
Bastaría el sentido común, sin necesidad de invocar la normativa eclesiástica, para darse cuenta de que un templo es un lugar de culto, y no de esparcimiento ni de celebraciones profanas. La cantata en cuestión ni siquiera tiene la excusa de ser música litúrgica, como tampoco la tiene el resto del programa.
Pero, claro, es verdad que desde hace más de cuarenta años no se celebra el Santo Sacrificio de la Misa, sustituido por los no-se-sabe asamblearios, en el templo del Sagrado Corazón. Y desde que archidiócesis y Compañía de Arrupe (que no de Jesús) se aliaron para expulsar de allí a los últimos jesuitas casi católicos, se acabó cualquier apariencia de continuidad con veinte siglos de culto cristiano.
Por otra parte, que lo del «año jovellanista» iba a resultar infumable, ya lo sabíamos en Voluntad. Si don Gaspar estuviera en este mundo, ya habría corrido a cuchilladas a clerigalla postmodernista y a «Fundación Foro Jovellanos»; que él era muy católico, devoto y piadoso caballero.
No sólo Voluntad se da cuenta de que José María Díaz Bardales, en sus dominicales peroratas con olor a vinazo, es presa de su tabernaria vanidad, matonismo clerical (de boquilla), adulación izquierdista y abandono de la Fe. Carta al director de La Nueva España:
Murió en la madrugada el presbítero José María Díaz Bardales, a los 71 años de edad, a consecuencia de un cáncer. Mañana lo llevan a enterrar a su natal tierra riosellana. Los medios traen unos cuantos elogios del difunto. No lo elogian los cristianos, sino los anticristianos. El mundo le quería; porque era del mundo, no de Cristo. Quedan en Voluntad unos cuantos testimonios de la decidida militancia anticatólica del párroco de Fátima en La Calzada gijonesa.
Dios le haya perdonado. Se ruega, de verdad, una oración por su alma.
o se quitan estas manifestaciones sobre el anti catolicismo del sacerdote don José María Díaz Bardales o iniciaremos acciones legales contra esta publicación ante los tribunales. No se puede actuar el impunidad del anonimato para injuriar a una persona como lo hacen ustedes. Dos días para retirar estas afiarmaciones, Fernando Garrido Menéndez
Sr. Garrido Menéndez:
1º. El anticatolicismo, es decir, la hostilidad manifiesta contra el magisterio perenne de la Santa Iglesia Católica, lo dejó tan claro el difunto José María Díaz Bardales (Dios le haya perdonado) que bastará con la hemeroteca de La Nueva España para probarlo. Aquí mismo en Voluntad hay unos cuantos ejemplos.
2º. La hilaridad que provocaría en cualquier tribunal una denuncia suya (dice usted «iniciaremos acciones legales»; ¿quiénes?) por una discrepancia en asuntos religiosos, sobrepasaría incluso a la que provocan en la redacción de Voluntad sus «Dos días». Gracias por el buen rato.
No tenemos una gran opinión de Raúl Berzosa, como puede confirmarse simplemente con mirar más arriba en esta misma página. Pero acaba de hacer algo desusado en estos tiempos: recordar la doctrina de la Iglesia en materia de enterramientos, que está siendo sistemáticamente violada. La Nueva España (que podía habernos ahorrado los mostrencos titulares):
Vamos a ver. El Administrador Apostólico de esta diócesis no «rechaza», ni se trata de que «no esté a favor», ni «argumenta». La doctrina de la Iglesia, invariable desde los Apóstoles –recuérdese que entre paganos la incineración de los cadáveres era cosa corriente– condena la cremación. Con arreglo al Código de Derecho Canónico de 1917 (que recoge esa doctrina invariable), quienes disponen que su cuerpo sea incinerado no pueden ser enterrados en sagrado ni recibir exequias públicas: a todos los efectos, se les trata como a excomulgados. En la época contemporánea, la cremación de cadáveres ha sido promovida por la masonería, en su papel de anti iglesia.
Raúl Berzosa sigue sorprendiéndonos, para bien:
Pero ya no hace falta la masonería. Bastan los párrocos que padecemos, coro de herejes y ateos, que no cesan de babear contra la doctrina de la Iglesia. Los nombres son ya conocidos. Y la periodista Murias haría bien en enterarse de que estos curas apaisanados no «representan a la Iglesia católica»: sólo se representan a sí mismos.
¿Y a quién le importa lo que opine Antonio Domínguez? ¿Para cuándo la suspensión a divinis de sujetos como este? Lo que importa es lo que la Iglesia enseña. Iglesia de la que cobra este sinvergüenza. Pero los hay aún más sinvergüenzas:
«La resurrección no es una cuestión del cuerpo, es una cuestión del alma», dice el hereje bocazas. ¿Le sonará el Credo? «Creo en la resurrección de la carne». Sin duda Díaz Bardales no cree en Dios. ¿Para cuándo su suspensión a divinis? Mejor su excomunión, ciertamente, para oficializar lo ya evidente: José María Díaz Bardales no pertenece a la Iglesia. No hay que preocuparse por él: cuando deje de cobrar de la diócesis, podrá hacer un consultorio sentimental en Público. «Me parece muy bonito cuando se lanzan unas cenizas al mar o en un lugar especial para la persona fallecida», dice el predicador de chigre. ¡Hay que amolarse!
«Yo no soy partidario», «no me gusta», dice Gómez Cuesta. Claro, claro. Todo es opinable. Oiga, y de la Santísima Trinidad, ¿es usted «partidario»? Y la inerrancia de la Iglesia, ¿le «gusta» o no le «gusta»?
Pues claro. Ya era hora.
«No respeto la doctrina de la Iglesia, y me pitorreo de mi Obispo», dice Díaz Bardales. Repetimos: ¿para cuándo la suspensión a divinis?
O sea: «Soy más del Oviedo, pero no me disgusta el Sporting». ¡Ah, la Iglesia docente!
¿«La mayoría de párrocos asturianos» se opone a la doctrina de la Iglesia, señora o señorita Murias? Seguramente sí: pero usted no lo sabe. ¿O ha llevado a cabo una encuesta exhaustiva, detallada y completa? Un poco más de vergüenza, por favor.
Pues que la condene. Y que condene a los descarriados curas con los que ha hablado la periodista. Que se ganen la vida con otra cosa, aunque sean sacerdotes in aeternum: hace mucho que lo olvidaron. Ya se lo recordarán el día del Juicio.
Bueno, bueno… si las noticias son ciertas, habrá que concluir razonablemente que la mayoría del clero diocesano de Oviedo adolece de gnosticismo con respecto a la cristiana sepultura — muy preocupante. ¿Qué diría S. Ireneo, con su célebre «Adversus haereses», a todo esto? El alma humana inmortal (y creada directamente por Dios) es forma sustancial del cuerpo humano (concilio de Vienne, 1312), por lo que el ser humano es un ser de alma y cuerpo uno, que con ocasión de la muerte, se separan: el «yo alma» recibe su jucio particular mientras el «yo cuerpo» aguarda la resurrección del último día (Parusía), cuando se vuelva a unir a su alma. En católico, no creemos en la «resurrección del alma» (como dicen los herejes), por la sencilla razón de que el alma es inmortal; los católicos creemos en la «resurrección de la carne» o «del cuerpo», que por eso mismo es piadosamente sepultado, esperando la resurrección. Tristemente se comprueba una notoria falta de formación teológica en muchos sacerdotes…
La última de Díaz Bardales es sin duda una de las barbaridades más sonadas, y mira que las ha tenido, de este predicador de sidrería. Lo que dice de la resurrección es la prueba más clara de la herética empanada mental que arrastra este señor. Y lo de que le parece “muy bonito cuando se lanzan unas cenizas al mar o en un lugar especial para la persona fallecida”, aparte de no tener nada que ver con la doctrina ni la tradición católica, y de resultar por tanto otra “boutade” en boca de un sacerdote, es además una muestra de cretinez y cursilería total.
En cuanto al monseñor, como siempre, tratando de nadar y guardar la ropa (en este caso la ropa sucia de su inquebrantable amistad con Díaz Bardales). No sé si éste será incluso más peligroso, porque parece que sabe dónde está la verdad, pero es capaz de negociar y trapichear con ella por intereses espurios. Como bien dijo Romanones: ¡joder, qué tropa!
Nos daba pereza acotar el artículo que Monseñor Javier Gómez Cuesta perpetraba ayer en La Nueva España; pero vamos a hacerlo, a petición de un lector de Voluntad. (De la porquería con ánimo graciosete que sobre las incineraciones publica hoy un tal Marcelino M. González, quién sabe si bajo el efecto de ciertas sustancias, no vamos a ocuparnos, porque no está bien ensañarse con aquellos cuya inteligencia es inferior a la normal y cuya ignorancia les mueve a impudicia; aunque, si persiste en esa línea, tal vez le inviten a las comidas semanales de Gómez Cuesta, Díaz Bardales, Martínez y Cía., preludio del crematorio eterno que les aguarda, si no se enmiendan). Tampoco vamos a seguir con la ignara periodista Murias, que como fuente de autoridad recurre al heresiarca, krausista y pro masónico Enrique Menéndez (no Méndez) Ureña, aparte de dar voz a los desvergonzados y codiciosos empresarios de pompas fúnebres.
Monseñor Gómez Cuesta, quien siempre creyó que iba para obispo, le enmienda la plana al Obispo auxiliar y Administrador Apostólico de esta diócesis, Raúl Berzosa. Le contradice abierta y públicamente. Pero además, lo hace para halagar la opinión de los anticatólicos a los que Gómez Cuesta tanto quiere: su artículo es un cúmulo de medias verdades, grandes mentiras y herejías flagrantes. Comentamos sólo unas pocas.
La «devoción popular a las benditas ánimas del purgatorio» es fruto de la enseñanza inmutable de la Iglesia. Los «cánticos más bien lúgubres», la música litúrgica de la Iglesia. Que no guitarrea con malas imitaciones de los Beatles cuando uno de sus hijos muere.
Acabáramos. Formgeschichte protestante alemana, esa que acabó con cualquier atisbo de creencia sobrenatural en el mundo luterano, y que los modernistas –la cloaca de todas las herejías, como los calificó el Papa San Pío X– intentaron introducir en la Iglesia Católica.
La «reforma litúrgica tridentina», promulgada por el Papa San Pío V (seguro que Gómez Cuesta le ha quitado el San no por casualidad) no es más que la canonización, la normalización del Rito Romano. No introduce novedades.
Qué raro: invocando el V-II para lo que no dice, retorciendo un poquito lo que dice. Sustancialmente, la Constitución sobre la Sagrada Liturgia del mismo manda conservar la liturgia romana de siempre. La «inculturación» que aquí sugiere Gómez Cuesta es, además de probadamente desastrosa, irrelevante entre nosotros, romanos de cultura y de liturgia.
En cuanto al «carácter pascual», nuevamente rozamos la herejía: al dolor natural por la muerte de un ser querido –Nuestro Señor Jesucristo llora por la muerte de su amigo Lázaro– se une la no certeza de su salvación. Son muchos los que se condenan, y muchos también los que van al Purgatorio a purificarse mediante el sufrimiento. Los ornamentos negros y el canto del Dies irae son, pues, lo más adecuado; además de lo que la Iglesia ha hecho siempre.
Ya. Por eso usa Gómez Cuesta ornamentos morados, que son de penitencia, no de funeral. Ni blanco, ni negro. Ay de vosotros los tibios, porque os vomitaré de mi boca, dice Nuestro Señor.
Esto es, sencillamente, falso. Eso lo hacían los paganos, no los cristianos, que desde el principio honran los cuerpos de los mártires (desde tiempos apostólicos: véase el caso de San Esteban protomártir, víctima de los judíos) y los de todos los cristianos fallecidos, cuyos cuerpos han sido templos del Espíritu Santo, y habrán de resucitar el último día.
De nuevo la herejía de Gómez Cuesta: los cristianos celebraban el Santo Sacrificio de la Misa, no un «banquete eucarístico». El dogmático Concilio de Trento lo explica muy bien, y anatematiza a quien sostenga lo contrario.
Exacto: lo que ha enseñado siempre la Iglesia, y ha recordado Raúl Berzosa, a quienes (Iglesia y Obispo) Gómez Cuesta osa contradecir.
¡Ajá! Los paganos hindúes, que detestan el cuerpo y creen en la transmigración de las almas: no puede aducirse un ejemplo más perfectamente anticristiano. El hereje Gómez Cuesta ve en sus bárbaros ritos «purificación». (Interesante, por cierto, que cite a la dirigente de un régimen radicalmente anticatólico; se ve que su colegueo con Mapi y la izquierda plural municipal tiene hondas raíces).
Es decir: como en el Código de Derecho Canónico de 1983 (que los Gómez Cuesta y Díaz Bardales violan constantemente) se suprimen las penas, ignoremos lo que aconseja y lo que enseña la Iglesia: para ellos, mientras no les castiguen y les quiten sueldo y micrófono, la Iglesia es sólo objeto de rechifla.
No hay más Iglesia que la Romana, Una, Santa, Católica y Apostólica, como se supone que Gómez Cuesta reza en el Credo. Lo que el llama «iglesias cristianas del norte de Europa» no son más que sectas protestantes, sostenidas por el dinero del Estado y sin ninguna creencia trascendente desde que entre ellos triunfó la Formgeschichte a la que aludíamos más arriba.
Bla, bla, bla. Los obispos canadienses… Ah, sí, los que financian a organizaciones abortistas con el dinero de los fieles.
Así que no ha visto la enseñanza constante de la Iglesia durante veinte siglos. Y lo que su Obispo dice, para Gómez Cuesta no vale nada en términos de «disciplina de la Iglesia».
Bla, bla, bla, nada de nada. ¿Para cuándo la suspensión a divinis de Javier Gómez Cuesta? Ya le dará un puestín el Ayuntamiento: quizá encargado de «bautismos» y «bodas» civiles, y rituales de enterramiento masónicos.
Desde luego, disparate tras disparate, qué pena da el que, supuestamente, la «mayoría» del clero asturiano vea con buenos ojos la incineración. Es tremendo como desolador. Ven con «buenos ojos», digo, pero NO con los ojos de la fe católica. Por lo visto, pues, el Credo apostólico no parece calar en el corazón aquello de «carnis resurrectionem». Y alguno hasta habla de «resurrección del alma»… Pero bueno, ¿sabrá lo que la Iglesia entiende por alma? El alma humana es la dimensión espiritual de la persona que, unida sustancialmente al cuerpo material, hace que el alma forme al cuerpo de tal manera que el tal cuerpo sea «humano» y no un cuerpo animal. Entonces si el hombre es un ser personal irrepetible, de unión sustancial de alma y cuerpo, la muerte, consecuencia del pecado original (que es de suponer tampoco crean) desgarra al hombre de tal manera que se separa el alma del cuerpo; el «yo alma» va a su juicio particular («Dies irae»), mientras el «yo cuerpo» es sepultado cristianamente (no como los paganos, esparciendo las cenizas por doquier), aguardando la resurrección de la carne en el último día que será de juicio universal («Rex tremendae maiestatis»). Para «entonces» los cuerpos sepultados (aunque sean cenizas ya) se vuelven a unir a sus respectivas almas, para que cada uno de nosotros experimente, o una «resurrección para la vida eterna» o una «resurrección de muerte eterna», ¡líbrenos el Señor! Pero claro, si los herejes gnósticos «simpáticos» y «solidarios» salen en la prensa para decir las barbaridades que dicen, además de desorientar a los pocos fieles católicos que hayan sobrevivido su «pastoral», desde luego la autoridad apostólica de la Iglesia debería pronunciarse con más diligencia (cuanto menos). Creer en la Resurrección del Señor, como modelo de nuestra propia resurrección, para el «cristiano» secularizado de hoy, es lo más difícil; pero si por pura gracia de Dios (que NO por una pastoral progre, ciertamente) se cree en la resurrección, créase como lo cree la Madre Iglesia que también es Maestra en la fe apostólica y católica. De lo contrario, más que iluminar las realidades últimas, para vivir más cristianamente las realidades penúltimas, oscurecen la genuina esperanza en Cristo que tenemos los que, con corazón levantado y agradecido, somos católicos…
Un buen folleto, imprimible, sobre la enseñanza católica contra la cremación o incineración de cadáveres:
Haz clic para acceder a Cremacion.pdf
Nos preguntan por qué en estas páginas de Voluntad aún no ha aparecido referencia a la próxima venida de Jesús Sanz Montes OFM, hasta ahora titular de los obispados de Jaca y Huesca, al Arzobispado de Oviedo, del que se supone tomará posesión el próximo 30 de enero.
Pues miren ustedes: porque a su favor, hasta ahora, sólo podemos contar la urticaria que el nombramiento les ha producido a los peores exponentes del clero de esta desolada archidiócesis. Pero, si tenemos en cuenta sus poco afortunadas y muy contemporizadoras declaraciones a la prensa cuando se hizo público su nuevo destino, el pasado 21 de noviembre; su habitual atuendo de clergyman protestante; su nulo aprecio, que se sepa, por la liturgia tradicional de la Iglesia; su vinculación al desviadísimo movimiento «Comunión y Liberación» y su blandura en el asunto Lumen Dei (telaraña sectaria que debió ser suprimida); entonces parece que se trata de un mal menor, comparado con los otros candidatos (a una sede como la de Oviedo sólo vienen quienes ya son obispos, y de la inútil «Conferencia Episcopal Española» no se libraría uno solo de la prisión inquisitorial, o de la hoguera). Pero el mal menor, mal es, al fin. Hacerlo menos mal que Osoro o Díaz Merchán, no va a costarle mucho.
Quiera Dios que don Jesús Sanz pruebe otra cosa. Quedamos a la expectativa.
En la página principal de Voluntad ya nos hemos ocupado varias veces de las malandanzas de Fray Jesús Sanz Montes. No se pierdan la última, hasta el momento: «El mal pastor y las urnas».
Estimados señores de Voluntad. Quisiéramos ponernos en contacto con ustedes, pero no hemos encontrado una dirección de correo electrónico para escribirles, por lo que les ruego nos faciliten una. Muchas gracias.
Se les envía por correo electrónico.
Mencionábamos hoy el nombre de Raúl Berzosa Martínez, al albur de una penosa ocurrencia del consistorio gijonés. También hoy, festividad de la Presentación del Niño Jesús en el Templo y Purificación de su Madre Santísima (fiesta de la Candelaria) se ha conocido su nombramiento como Obispo de Ciudad Rodrigo. Es decir, se produce un corrimiento de ex obispos auxiliares (esa categoría absurda inventada bajo el pontificado de Pablo VI, de infausta memoria) de Oviedo: Berzosa sustituye en la diócesis mirobrigense a Atilano Rodríguez Martínez, también pésimo ex obispo auxiliar de Oviedo, quien a su vez sustituye al frente de la diócesis de Sigüenza a José Sánchez González, asimismo nefasto ex obispo auxiliar de Oviedo. A éste último, que pasa a la extraña categoría de emérito, le están cubriendo de elogios los corruptísimos mandamases de la comunidad autónoma que llaman Castilla La Mancha; es decir, los de la Caja Castilla La Mancha y su agujero, y la sustracción de los activos de la Caja de Ahorros de Asturias para taparlo. ¿Recuerdan la fábula? Cuando el cerdo aplaude…
Ditirambos oficiales aparte, Berzosa deja en esta diócesis recuerdo parecido al que ha dejado en lugares previos: el de quien no se recuperó de no ser llamado a la curia romana. Una especie de reinona con ínfulas intelectuales, cuya relación con el Catolicismo es nula. ¡Pobre Ciudad Rodrigo! Después de Atilano, Berzosa. (Claro que, después de Atilano, ya no queda nada).
En fin, obispos de la línea «moderada» que al final es muy poco resolutiva para con los gravísimos problemas dentro de la Iglesia, particularmente para con los sacerdotes también «moderados» (sic). No, si al final tanta «moderación» resulta ser un tanto «radical», y no precisamente «radicalidad evangélica». Buenos serían obispos mártires como S. Ignacio de Antioquía, que decía: «Cuidado con los herejes, pues son como fieras rabiosas, cuyas mordeduras son difíciles de curar». O tempora…
Se murió Manuel Fraga Iribarne, el «chaquetero» por excelencia de la política española. Dios le haya perdonado. ¿Por qué dedicarle un comentario en la página «Diócesis» de Voluntad? No porque Francisco Álvarez-Cascos haya convocado un masónico «minuto de silencio»; sino porque el Partido Popular de Asturias ha convocado un funeral por su fundador/refundador, en la Catedral de Oviedo.
Un funeral por un sujeto que defendió abiertamente el aborto y el «matrimonio» aberrosexual, entre otras lindezas. (En su Galicia natal ya le han hecho funerales y entierro canónico; si es que en el Novus Ordo cabe algo propiamente canónico). Nuestra broma del pasado 28 de diciembre va a resultar verdad, después de todo…
No se pierdan la entrada de hoy en la página principal de Voluntad: Llámenlo Corpus, llámenlo obispo: ye lo mismo.
Nota recibida:
https://voluntad.wordpress.com/2016/05/29/pseudoarzobispo-pseudocorpus-y-combayonismo/
No puedo salir de mi asombro… ¿Cómo es posible tanta discrepancia entre los miembros de la Iglesia de Cristo? Una y otra vez parece que estamos condenados a repetir la historia: «Jesús ante la cerrazón de los doctores de la ley»… No entiendo nada, ésa es la verdad… Pero me causa mucha tristeza que tenga que ser así… (¡Ay del que escandalice a uno de estos pequeños; más le valiera que le aten una piedra de molino y lo arrojen al mar!… Son palabras de Jesús).
Y Gijón volvió a quedarse sin Misa.
https://voluntad.wordpress.com/2018/09/16/y-gijon-volvio-a-quedarse-sin-misa/
El estado de la Misa tradicional en la diócesis, con Jesús Sanz Montes uniéndose con entusiasmo a la persecución: https://voluntad.wordpress.com/2021/07/24/nuevo-capitulo-en-la-persecucion-de-la-misa-en-la-diocesis-de-oviedo/
No nos olvidamos del indeseable «Chus» Menéndez, tan representativo de cierto clero de esta diócesis, detenido hoy por corrupción de menores y tráfico de drogas: https://twitter.com/Voluntad_tuits/status/1459251390182739983