La desacralizada y humillada Capilla de San Lorenzo
10 de agosto, fiesta de San Lorenzo, diácono y mártir. Diácono español, por cierto, del Papa San Sixto II, mártir él mismo y santo patrón del, según los carlistas (y según la legalidad histórica de España, todo hay que decirlo) es actualmente el legítimo Regente de estos reinos. Pero no divaguemos; por el contrario, gijoneemos.
Un santo de gran devoción gijonesa, que además de a la reciente iglesia parroquial (fines del siglo XIX) da nombre nada menos que al arenal de nuestra bahía y al Muro que lo circunda (eso que políticos y otros cursis llaman «el Paseo del Muro» o incluso «Paseo Marítimo», que de todo hay), seguramente por la vieja capilla que se alza a su inicio, aneja a la Torre de los Jove Hevia.
Capilla que en 1936 se salvó de su destrucción a manos de los rojos por estar cerrada al culto, pero que ahora está desacralizada, devastada y humillada por su ocupación por el Rotary Club, esa ridícula tertulia criptomasónica que goza de tanto renombre en esta era argentina / de socialismo y cocaína (Valle-Inclán). Era a la que pertenecen por derecho propio PP y FAC, por supuesto.
Humillación y desacralización a la que de vez en cuando le añaden herética pravedad, y hasta algún funeral sodomítico compartido con San Julián de Somió.
De los festejos por San Lorenzo, que fueron brillantes, hoy nadie se acuerda.
Un 10 de agosto de 1932 se había alzado contra la II República el General Sanjurjo. Lamentablemente no prosperó aquel alzamiento, que nos habría librado de la destrucción y los crímenes de 1934 y 1936-1937. Entre otras muchas cosas, habría salvado los templos gijoneses y su rico patrimonio religioso, histórico y artístico.
Que San Lorenzo nos perdone por haber dedicado su fiesta a las lamentaciones.
Tradición Astur
Voluntad
Voluntad 