Es decir: la perdimos. Recuérdese que anteayer apostábamos en nuestra contra.
Dejamos para quienes tengan estómago la lectura completa de las crónicas de La Nueva España y El Comercio. Sólo entresacamos unas líneas, muestra de la adulación de Javier Gómez Cuesta hacia los regidores más anticristianos que Gijón ha padecido, y del abyecto comadreo entre el Monseñor que okupa San Pedro y la lampedusiana Mapi.
- Gómez Cuesta reivindicó ante la primera autoridad municipal el habla popular de Cimadevilla. «En esta Gigia de fablas y bables tenemos que preservar ese argot propio y castizo, lleno de psicología, que identifica a los indígenas del barrio alto», abogó el sacerdote.
¿«fablas y bables»? Cómo se nota que Gómez Cuesta no es de Gijón –ni de la academia–. La fala de Cimavilla está casi extinta, con la cooperación municipal y autonómica: pesquinos trasladados al Musel, bablúa de la grotesca «Academia la Llingua» enseñado en el Colegio Honesto Batalón… y castellano del malo, políticamente correcto, desde el púlpito de San Pedro.
- En la contraseña de los lugareños del barrio primigenio de la ciudad, deseó a Felgueroso «cuatro años de bonanza» tras trazar paralelismos entre ella y San Pedro
- En una mañana de sol espléndido y agradable brisa, todo fueron elogios y exaltaciones.
El párroco de San Pedro, Javier Gómez Cuesta, leyó el ya tradicional discurso -previo a la bendición de las aguas- ante la autoridad civil, la alcaldesa Paz Fernández Felgueroso, para quien trazó un paralelismo con el mismísimo San Pedro: «Se cuenta que un día, junto al mar de Tiberíades, Jesús le preguntó a Pedro, por tres veces consecutivas, si le quería mas que otros. Luego le confió la responsabilidad: «Ponte al frente de mi pueblo»».
Pues bien, agregó Gómez, tras las recientes elecciones municipales, «por tercera vez, consecutiva este noble pueblo de Gijón te ha preguntado si le amas y le quieres, si estás dispuesta a seguir al frente de su destino».
A continuación, el párroco felicitó a Felgueroso
¿Se puede caer más bajo? Anda, Mapi, sigue repartiendo píldoras abortivas a las niñas. Sigue patrocinando la propaganda y captación de los maricones. Sigue haciendo simulacros de matrimonio, independientemente del sexo de los contrayentes. Sigue subvencionando a terroristas hispanoamericanos. Sigue imponiendo la escuela laica. Sigue financiando la blasfemia, la propaganda antirreligiosa, la pornografía. Sigue devastando el concejo y entregándoselo a los especuladores. Yo, al frente de la parroquia mayor de la villa, te lo agradezco, te felicito y te bendigo. Y para que no queden dudas de que me acuerdo de toda la izquierda plural, aun de los trotskistas, aun de los que quisieron derribar el templo que okupo (por completar la tarea de 1936, más que nada; memoria histórica) para hacer sitio a uno de sus museos,
- También recordó Gómez Cuesta al ex edil de Urbanismo, Jesús Morales: «Tengo una palabra de agradecimiento para quien fue concejal trabajador y comprometido con este lugar».
Y, cómo no, la alcaldesa-sacerdotisa (de la congregación luciferina de Rosario Acuña) coofició la bendición de las aguas (si Osoro usa monaguillas, Gómez Cuesta le gana), al son de nuestra más querida canción de chigre:
- A continuación, la regidora y el párroco lanzaron a la mar el agua bendita y un ramo de flores, al son del ‘Asturias, patria querida’, interpretado por la Banda de Gaitas Villa de Gijón.
Pidió cosas don Javier; pidió chorradas. Mostró, en sus sabias observaciones, que no se sienta en el confesonario por lo menos desde el V-II. Sólo le faltó pedir para sí una medalla de la villa, como las que ayer mismo se entregaban, vergonzosamente, en la desacralizada colegiata de San Juan Bautista. No hace falta: sabe que se la está ganando. Ya lo dijo Mapi: «Don Javier dice cosas muy sensatas y sabias y yo digo amén a todo».
(Los chicos del PP, coros y danzas, Pili al frente, gozaban ayer del espectáculo. También a ellos les parece que Gómez Cuesta dice cosas muy sensatas y sabias. Seguro que, llegado el momento, no le importaría oficiar un maricomonio, como ellos hacen habitualmente, ni otorgarles la absolución colectiva).
A Mapi «la chupitos cimavilla»: ¡retírate ya!